De pronto uno mira alrededor
y encuentra tus ojos como dos trenes en la noche
con su carga de nostalgia.
De pronto una nueva estrella aparece en lo oscuro
y permanece en silencio
como esperando el otoño.
Y llegan las nuevas gaviotas,
las nuevas sensaciones,
los nuevos temblores.
De pronto tus manos aletean en los sueños
como un puñado de palomas mensajeras
enmarcando un melancólico abril.
Y en uno
las navajas de tu silueta se hunden poco a poco
desangrando un sofocante hilo de recuerdos.
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