Porque esto sin nombre alguna vez
ha tomado el nombre de febrero.
Porque ha crecido tanto en tantos seres
que ya no es posible la fragancia de abril.
Porque distante y cercana es necesario
dejarte a la vuelta del silencio.
Porque en este recodo del frío
no encontraremos más que peces congelados
y alguna íntima intención de eternidad
en cada beso.
Y porque en este invierno que se cierra
sobre nuestras almas apretadas
apiñando melancolías a la derecha de los ojos,
habita ese otro enorme abrazo
que nos renueva el corazón en cada sombra,
en cada caricia,
en cada sosiego...
te amo
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